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Tensión geopolítica divide al sistema energético mundial
Se están conformando dos órdenes paralelos de suministro de energía, advierten expertos.

La creciente rivalidad geopolítica entre las grandes potencias y las guerras en Europa del Este y Oriente Medio están dividiendo el mapa energético global en dos bloques antagónicos. Esta polarización, que abarca desde el petróleo y el gas hasta las energías renovables, está reconfigurando las alianzas comerciales, creando sistemas paralelos para evadir sanciones y amenazando con fragmentar el orden económico internacional. Esta tendencia podría conducir a un escenario similar al de la década de 1930, con un sistema energético global “roto y polarizado por una red de aranceles y sanciones eclipsados por rivalidades geopolíticas”, según el análisis de dos expertos.

El panorama energético mundial está experimentando una transformación radical impulsada por la creciente tensión geopolítica entre las principales potencias. “El mundo está viendo el surgimiento de dos sistemas de mercado energético diferentes” como resultado de la competencia internacional, señala una nota reciente de Scott B. MacDonald y Alejandro Trenchi, analistas del grupo de expertos Global Americans.

Ambos advierten que “los mercados energéticos mundiales se están polarizando” en medio de una “agitación geopolítica que recuerda cada vez más a la década de 1930”. Esta división se materializa en dos bloques principales: por un lado, están “China y Rusia, incluidos Irán, Corea del Norte y Venezuela”. Por el otro, están “América del Norte, Europa y países económicamente avanzados de Asia con vínculos con partes de África, Asia y América Latina y el Caribe”.

Geopolítica

Cuatro acontecimientos clave han moldeado esta nueva realidad energética global. Primero, el resurgimiento de Estados Unidos como potencia petrolera y gasífera. En marzo de 2024, la Administración de Energía de EEUU anunció que el país “produjo más petróleo crudo que cualquier otro país jamás”. Segundo, el uso intensivo de sanciones económicas por parte de Occidente contra países como Irán, Rusia y Venezuela. Tercero, la nueva Guerra Fría entre China y Estados Unidos, con Beijing buscando “reemplazar a Estados Unidos como potencia hegemónica global”. Cuarto, La guerra ruso-ucraniana iniciada en febrero de 2022, que actuó como “catalizador importante en el impulso hacia ecosistemas energéticos paralelos”.

La reconfiguración del mapa energético global ha llevado a una mayor cooperación dentro de cada bloque. Por ejemplo, “en 2023, Rusia se convirtió en el mayor proveedor de petróleo de China, superando a Arabia Saudita” con exportaciones por valor de “poco más de $us 60.000 millones, lo que representa el 19% de las importaciones de petróleo de China”.

Simultáneamente, se ha fortalecido la alianza energética entre Estados Unidos y la Unión Europea. EEUU “ha reemplazado a Rusia como la principal fuente de petróleo de la UE y al mismo tiempo representa el 46% de las importaciones de gas natural licuado (GNL) en 2023”.

Sistema energético

Un aspecto preocupante de esta polarización es la creación de sistemas paralelos para evadir las sanciones occidentales. MacDonald y Trenchi citan a expertos del Atlantic Council que señalan: “Irán, Rusia y China han creado un mercado alternativo de petróleo sancionado, mediante el cual los pagos se denominan en moneda china. Este petróleo suele ser transportado por buques cisterna de la ‘flota oscura’ que operan fuera de las regulaciones marítimas y toman medidas para ocultar sus operaciones”.

Esta dinámica tiene múltiples consecuencias: “entradas de capital muy necesarias para Irán y Rusia, petróleo barato para China, una erosión de las sanciones occidentales y una reducción de la importancia de los dólares estadounidenses en el comercio mundial”.

La división también se extiende al campo de las energías renovables. China domina “más del 80% del mercado mundial de fabricación de paneles solares y el 65% de la capacidad eólica mundial, al tiempo que domina la producción de vehículos eléctricos y baterías”, mientras que “Estados Unidos y Occidente están luchando por ponerse al día”.

Los analistas advierten que esta polarización “socava los vínculos comunes entre ambos grupos de países, contribuye a la desglobalización”. Además, coloca en una posición incómoda a muchos países productores de petróleo y gas, como Brasil y Ghana, así como a la OPEP, “que no quieren verse arrastrados a elegir un bando”.

De cara al futuro, MacDonald y Trenchi plantean dos opciones para los formuladores de políticas: “asegurar aún más sus cadenas de suministro globales y profundizar sus propios esfuerzos energéticos o llevar a cabo el tipo de política exterior ardua necesaria para desactivar un mundo cada vez más polarizado y evitar una retirada económica cada vez más profunda”.

Fuente: LA RAZON